lunes, 17 de octubre de 2016

Esa clase de ruido


He vuelto a escribir porque llevo meses


escuchando música


en la que suenan cristales


rompiéndose contra el suelo


y creo que la poesía


también necesita esa clase de ruido.



sábado, 2 de julio de 2016

Millennial XV



Soy un derivado de las ciudades,

soy lo que ha hecho de mí el milenio:

un amasijo de carne y silicio,

fibra óptica y huesos.

Soy el poema que se escribe

y que no cesa,

espacio ocupado en un servidor 

en algún lugar de Palo Alto.


Quiero besar las flores.


jueves, 30 de junio de 2016

Millennial XIV



Arrastro el barro de las ciudades,

tengo las manos manchadas

con los lodos de Europa,

la lengua cubierta por sus cenizas.

Quiero besar las flores,

puedo verlas entre las grietas

de los mármoles.

Escucho el viento de todos esos bosques

a través de los cascos del móvil.




martes, 28 de junio de 2016

Millennial XIII



Me reflejo en las ciudades,

en las argamasas,

en el metacrilato.

Quiero besar las flores,

hacer que mis ojos descansen

de la luz azul del milenio.

Quiero besar las flores,

escupir todo ese sabor

a electricidad y asfalto. 


miércoles, 22 de junio de 2016

Millennial XII



Sentarse y escribir.

Ordenar palabras

frente a la pantalla del ordenador.

Excavar hasta encontrar un gesto,

una lengua que te diga algo.

Sentir la inquietud del gato,

ver como tiemblan las ventanas,

saber que todas las casas están vacías.



Saber que todo está iluminado.


lunes, 20 de junio de 2016

Millennial XI



Sentarse y escribir.

Almacenar toda esa nostalgia en el silicio,

en cada foto,

en cada mensaje de 140 caracteres.

Y después nutrirse del mito,

nutrirse de cada píxel iluminado.

Llenar todo ese espacio de carencia,

de amor que cojea.
 
Exponerse. Escribir el poema.


sábado, 18 de junio de 2016

Millennial X



Sentarse y escribir.

Esperar a que llegue algún destello

de esa lavandería en Queens,

o recordar el sonido de los niños

en aquella plaza,

días después de volver a Madrid.

Ser paciente hasta que algo cruce,

como la imagen de dos locos de la mano.

Mirar el móvil, por si acaso has dicho algo.



jueves, 16 de junio de 2016

Millennial IX


La casa sigue vacía

y el poema se va escribiendo

sin que yo ponga mucho de mi parte:

me siento, ordeno algunas palabras,

procuro echar de menos,

procuro ser un hombre que desea.

El poema se va escribiendo

y yo sé que no espera mucho de mí.



El recuerdo es algo que se teje.


miércoles, 15 de junio de 2016

Millennial VIII


Quizás otros como yo

también escuchen como despierta el siglo,

quizás otros también sientan

que las ciudades ahora son solo aeropuertos,

áreas de tránsito y carencia

a las que nadie pertenece,

que las habitaciones han dejado de ser lugares

para ser espacios donde los cuerpos

ya no tienen tiempo para la nostalgia.

martes, 14 de junio de 2016

Millennial VII



Hay otros como yo ahí fuera,

pero el drama es una espuma densa

sobre la que ladran los perros;

los hombres no escuchan

los mecanismos del milenio.

Puedo ver como el siglo se arma en silencio,

puedo ver todas esas ventanas iluminadas

donde otros como yo

quizás también echen de menos.



lunes, 13 de junio de 2016

Millennial VI


Y yo solo soy lo que ha hecho de mí el milenio:

un cuerpo que se exhibe,

un rastro digital que desmantela los recuerdos,

una posible conversión.

Una carencia,

una voluntad con deformidades,

una individualidad a medias,

un constructo pendiente del milenio.


Un otro al otro lado de la pantalla.


domingo, 12 de junio de 2016

Millennial V


Siento el aire denso

de todas las habitaciones

donde la fiesta aún no ha terminado,

puedo ver todas esas ventanas iluminadas

mientras me peleo con el poema.

He vuelto a casa,

pero esta podría ser cualquier otra casa.

Escribo el poema,

pero este podría ser cualquier otro poema.

sábado, 11 de junio de 2016

Millennial IV



Y mi espalda se resiente

por despertar en el sofá cada mañana,

también mis ojos

por echar de menos a través de las pantallas,

a través de todos esos píxeles iluminados

que no hacen más que engendrar sentimientos cojos,

deseos con malformaciones.

Hace tiempo que la casa está vacía,

puedo escuchar al gato corretear por el pasillo.

viernes, 10 de junio de 2016

Millennial III



Marina cree que hay un enigma,

lo repite constantemente

y me habla de lenguajes privados.

Yo pienso que el poema

bien podría haber sido otra cosa:

una gota de sudor,

una canción de Ludovico,

un teléfono sin cobertura…


Hace tiempo que nadie duerme en casa.

miércoles, 8 de junio de 2016

Millennial II



Y me expongo,

y construyo el poema

con trozos de otras cosas.

Y pienso que la poesía es un accidente:

he leído un tweet,

he recordado una palabra,

he pensado en un gato paseando

por las teclas de un piano.

Un accidente. Sin duda.

martes, 7 de junio de 2016

Millennial I


Estoy realmente cansado

de los cuerpos desconocidos,

de estas máquinas nostálgicas

en las que escribo

que no tengo

ni a quién echar de menos;

de todo ese coltán

repitiéndome una y otra vez:

“escribe, exponte”.

jueves, 2 de junio de 2016

Este poema no tiene título porque no tendrá lápida


Después de un ejercicio de tristeza,

de ver el esperpento en los bares

y en las noches ese rezumar

de polillas y humo;

después de dejar reposar los huesos,

de limpiar las heridas de la carne.

Después de parir el poema,

resbaladizo y ensangrentado,

de traer desde otro mundo

la masa informe de un poema

que no tiene madre ni padre,

ni boca para amamantarse.

Después de amar a través

de todas esas máquinas nostálgicas,

del sexo triste y las fronteras.

Después, se apagarán las luces,

y poco a poco todo irá muriendo;

incluso el poema.

domingo, 17 de abril de 2016

He sido una puta




He vivido en Nueva York,

he sido una puta.

He vivido en Nueva York

y le he comido la polla a Isidro Blasco.

He conocido sus vergüenzas,

sus desgracias.

He lamido su mediocridad,

las venas enormes en su erección.

He sido una puta,

una auténtica puta

por una línea en un currículum

que poco dice de mí.

jueves, 14 de abril de 2016

Otra ciudad iluminada


Después de ti

vinieron algunas amantes,

algunos platos rotos

y tres meses perdidos en Nueva York

en manos de un jefe mediocre.

Y después el jet lag,

la depresión postparto,

el encuentro con un Madrid por duplicado

y el mar revuelto.

Ahora todo ese trauma,

moja unos pies sin raíces,

otra ciudad iluminada.

lunes, 7 de marzo de 2016

Como un explorador



Acabaré colgado por el cuello

en una rama de esas que te sale por la boca;

acabaré –te lo aseguro– con mi carne derramada

entre el follaje que se extiende por tus labios.

Será decisión mía eso de entregarme a los lobos

que se te refugian por las clavículas,

tampoco dudaré en enredarme entre los encajes

de las arañas que ya bajan por tu ombligo.

No me temblará el pulso al saltar desde tus acantilados

para sumergirme en unas profundidades llenas de bestias marinas.

Quiero explorar todos los rincones de tus selvas,

quiero conocer los ciclos de todas tus mareas.

No temeré a hombres, ni a bestias;

si la muerte me sorprende,

al menos el polvo de mis huesos

acabará mezclándose con tus tierras húmedas.