jueves, 31 de julio de 2014

Algo así



No hablo de vivir en trenes,

ni autobuses,

no hablo de volver a casa

y tener la comida esperando en la mesa;

pero tampoco de las cárceles,

ni de los aeropuertos,

ni de las mascarillas de los hospitales.

No hablo de dormir la siesta el primer

domingo de agosto.

No puedo hablar del mar,

ni de las selvas que rodean algunas pupilas,

no hablo de los ombligos,

ni de la lencería.

No puedo hablar de la primavera,

ni de la nieve; ni de la luz

que empieza a entrar por la ventana.

No se hablar de lo que a veces asoma

entre la mierda y la podredumbre

del mundo.


No puedo hablar

porque la belleza no se dice. 


La vida era algo así

como recibir una llamada inesperada

a las siete de la mañana.

lunes, 21 de julio de 2014

Muchos de los hombres que conozco



Los perros huelen la tristeza,

acercan el hocico a tu entrepierna

y saben si tu corazón bombea fango,

si duermes por las noches

o si pasas las madrugadas

viajando por autopistas vacías.

Pero los perros no comprenden el drama,

quizá sepan que se avecina la tormenta

pero no entienden su literatura,

ni conocen el misterio.


No son muy diferentes

muchos de los hombres que conozco.

Dicen que comprenden el tango del torero,

hablan de constelaciones,

de átomos, de grandes bellezas;

dicen que pueden pronosticar la meteorología

de las próximas semanas,

que conocen la tecnología para hacer fuego,

que decoran las paredes de sus casas

con pinturas.


No son muy diferentes

muchos de los hombres que hablan

de esto o de lo otro,

que se preguntan por el misterio,

que creen que la superioridad de la especie

reside en la pregunta por el sentido.

No son muy diferentes

muchos de los hombres:

todos acercan el hocico a la entrepierna,

todos tratamos de olernos las tristezas.

lunes, 14 de julio de 2014

Cuando Nietzsche habló del eterno retorno


«Vos no elegís la lluvia
que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto.» 

Rayuela, Capítulo 93.
Julio Cortázar



Una ola de calor

asolará esta semana la ciudad,

dice el televisor en la cocina;

una ola de calor que se extenderá

como la radiación por la feria de Prípiat,

el óxido de los columpios abandonados

o el cáncer de una nostalgia que se pronuncia.


Anoche volví a pensar en ti

mientras me suicidaba en otros labios,

recordé minuciosamente aquella vez

en la que interpretamos entre ginebra

el capítulo 7 de ese libro de Cortázar,

pero la luna ya no tiembla en el agua.


Anoche volví a pensar

en aquellos largos puentes sujetos

por ambos lados,

en los mares que no nos salvaron,

en las distancias insondables

por las que elegimos sumergirnos.


Debe de existir la cura para este ocaso


que se extiende por mi sistema circulatorio

destrozando un corazón ya cansado

de hacer funcionar un cuerpo enemigo,


que oscurece mis entrañas

con su sangre adulterada con petróleo.


Quiero volver a ver tu herida

junto a la mía

y follarte tan despacio que el tiempo

haga girar al contrario las agujas del reloj

hasta llegar a aquel día

en el que la vida nos sorprendió

-indefensos-

en la puerta de un concierto.


Quiero volver a leer los abecedarios

de nuestras lenguas primigenias,

meterme en tu bañera,

fumarme tus cigarros,

que cuentes con tu boca los dedos de mis manos.


Quiero volver a dar el salto.


Una ola de calor

asolará esta semana la ciudad,

dice el televisor en la cocina…

Poema escrito a cuatro manos con Marina Alcolea
http://fantasiaindefinida.blogspot.com.es/


 

jueves, 3 de julio de 2014

Pleonasmo



Nadie escapa de Alphaville.

nadie ama a un replicante,

nadie se queda con la chica.

Nadie se magrea en cines,

ni en bibliotecas.

Nadie aplaude al carnicero,

nadie construye puentes de un solo lado.


Nadie se asusta por que escribas

polla en un poema.

Nadie renta un vertedero.

Nadie alquila una suite

con vistas al Sena.

Nadie se folla a tu ex novia

a las seis de la mañana.

Nadie se desquicia en un poema.


Polla, deep throat, lefa.

Nadie te excomulga.

Nadie te da su bendición.

Nadie te dispara a la cabeza.

Con suerte,

te olvidarán en la habitación

de alguna residencia.


El realismo sucio es un pleonasmo.