domingo, 30 de noviembre de 2014

Última madrugada de noviembre



La última madrugada de noviembre

huele a muerte anunciada,

a la sangre de un ajuste de cuentas

corriendo por carreteras secundarias.

La última madrugada de noviembre

cruza por lugares comunes

y llamadas a comisaría.

Te visita como un fantasma

escrito en carne y verso,

entra en tu portal a las seis de la mañana,

te saluda en el trabajo,

firma tu contrato de divorcio.

La última madrugada de noviembre

es un billete de ida

comprado en el último minuto,

un trámite en la oficina de aduanas,

una excursión al matadero

o una cicatriz para el recuerdo.

La última madrugada

suena más como una muerte dulce

que como un tiro en la nuca.

Si hacen oído aún pueden escuchar

cómo se cierra la puerta del tercero,

cómo quedan solo los ecos

y la radiación de fondo.

domingo, 23 de noviembre de 2014

Carencia y precipicio



Voy a vomitar cada palabra

que mi garganta alcance a articular,

cada sílaba que salga de mi bilis

hasta quedar hueco

como el interior de un maniquí

elaborado a partir de carne de ojeras.

Y cuando se me sequen los ojos,

cuando quede solo piedra,

seré unicamente forma erguida

sobre cimientos oxidados,

un insondable espacio de carencia,

naturaleza muerta y precipicio.

martes, 23 de septiembre de 2014

Ten fe



Nadie llamará

a tu puerta para anunciarte

que no se acaba el verano

y ningún nombre aparecerá

escrito en la pantalla de tu móvil

para salvarte la vida esta noche.

Pero tú ten fe y no te preocupes,

porque aún puedes comprar

el colchón que lleva más de veinte minutos

anunciándose en la teletienda

o pajearte con alguna de esas fotos de famosas

que alguien ha filtrado en la red.

lunes, 22 de septiembre de 2014

Los poetas del siglo



Se han reunido algunos de los mejores poetas del siglo

para hablar en pasado de la vida.




Los hay que se arrepienten:

que si estaban equivocados,

que si pensaban que era otra cosa,

que no habían entendido bien la pregunta.




Ahí los tengo, dándose voces los unos a los otros

en la estantería del salón.

sábado, 6 de septiembre de 2014

Los letargos



Después de haber visto arder a todos nuestros ídolos

no quedan sesiones de madrugada en los cines

para tirar la piedra y esconder las manos.

Después de simular la caída desde latitudes escalpadas

no encuentro una sola razón para no enamorarnos

mientras rodamos por las dunas del Valle de la Muerte,

para no arrancar del diccionario palabras a las que solo

se les permite transitar por nuestros universos privados.

Después de nadar por el absurdo de las ciudades,

de abrazar el motor de cientos de autobuses vacíos

o rodear mi piel con la nausea de una ficción inconclusa,

solo puedo zambullirme en los letargos de tu vientre

antes de que el otoño, inevitable, arrase con las flores

que han empezado a crecer por mi barba.


martes, 2 de septiembre de 2014

Conmigo



Quiero que saltes sobre mí

con la perfección de Nadia Comăneci,

que grites como Sharápova,

que bailes como Salma Hayek,

como Uma Thurman.

Quiero que me mires como miraba Anna Karina,

que pasees tu culo como Brigitte por El Desprecio,

que fumes como una estudiante del 68.

Quiero que seas Beatriz, Julieta o La Maga;

que seas la bien pagá, Magdalena o Helena de Troya.

Quiero que seas Lolita,

o la madurita que seducía al graduado.

Sé Anaïs, Evita, Alejandra, Alfonsina,

Cleopatra, Penélope, Proserpina.

Sé cualquiera de ellas,

también puedes ser ninguna;

pero por favor, 

que no se te olvide nunca ser conmigo.

jueves, 31 de julio de 2014

Algo así



No hablo de vivir en trenes,

ni autobuses,

no hablo de volver a casa

y tener la comida esperando en la mesa;

pero tampoco de las cárceles,

ni de los aeropuertos,

ni de las mascarillas de los hospitales.

No hablo de dormir la siesta el primer

domingo de agosto.

No puedo hablar del mar,

ni de las selvas que rodean algunas pupilas,

no hablo de los ombligos,

ni de la lencería.

No puedo hablar de la primavera,

ni de la nieve; ni de la luz

que empieza a entrar por la ventana.

No se hablar de lo que a veces asoma

entre la mierda y la podredumbre

del mundo.


No puedo hablar

porque la belleza no se dice. 


La vida era algo así

como recibir una llamada inesperada

a las siete de la mañana.

lunes, 21 de julio de 2014

Muchos de los hombres que conozco



Los perros huelen la tristeza,

acercan el hocico a tu entrepierna

y saben si tu corazón bombea fango,

si duermes por las noches

o si pasas las madrugadas

viajando por autopistas vacías.

Pero los perros no comprenden el drama,

quizá sepan que se avecina la tormenta

pero no entienden su literatura,

ni conocen el misterio.


No son muy diferentes

muchos de los hombres que conozco.

Dicen que comprenden el tango del torero,

hablan de constelaciones,

de átomos, de grandes bellezas;

dicen que pueden pronosticar la meteorología

de las próximas semanas,

que conocen la tecnología para hacer fuego,

que decoran las paredes de sus casas

con pinturas.


No son muy diferentes

muchos de los hombres que hablan

de esto o de lo otro,

que se preguntan por el misterio,

que creen que la superioridad de la especie

reside en la pregunta por el sentido.

No son muy diferentes

muchos de los hombres:

todos acercan el hocico a la entrepierna,

todos tratamos de olernos las tristezas.

lunes, 14 de julio de 2014

Cuando Nietzsche habló del eterno retorno


«Vos no elegís la lluvia
que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto.» 

Rayuela, Capítulo 93.
Julio Cortázar



Una ola de calor

asolará esta semana la ciudad,

dice el televisor en la cocina;

una ola de calor que se extenderá

como la radiación por la feria de Prípiat,

el óxido de los columpios abandonados

o el cáncer de una nostalgia que se pronuncia.


Anoche volví a pensar en ti

mientras me suicidaba en otros labios,

recordé minuciosamente aquella vez

en la que interpretamos entre ginebra

el capítulo 7 de ese libro de Cortázar,

pero la luna ya no tiembla en el agua.


Anoche volví a pensar

en aquellos largos puentes sujetos

por ambos lados,

en los mares que no nos salvaron,

en las distancias insondables

por las que elegimos sumergirnos.


Debe de existir la cura para este ocaso


que se extiende por mi sistema circulatorio

destrozando un corazón ya cansado

de hacer funcionar un cuerpo enemigo,


que oscurece mis entrañas

con su sangre adulterada con petróleo.


Quiero volver a ver tu herida

junto a la mía

y follarte tan despacio que el tiempo

haga girar al contrario las agujas del reloj

hasta llegar a aquel día

en el que la vida nos sorprendió

-indefensos-

en la puerta de un concierto.


Quiero volver a leer los abecedarios

de nuestras lenguas primigenias,

meterme en tu bañera,

fumarme tus cigarros,

que cuentes con tu boca los dedos de mis manos.


Quiero volver a dar el salto.


Una ola de calor

asolará esta semana la ciudad,

dice el televisor en la cocina…

Poema escrito a cuatro manos con Marina Alcolea
http://fantasiaindefinida.blogspot.com.es/


 

jueves, 3 de julio de 2014

Pleonasmo



Nadie escapa de Alphaville.

nadie ama a un replicante,

nadie se queda con la chica.

Nadie se magrea en cines,

ni en bibliotecas.

Nadie aplaude al carnicero,

nadie construye puentes de un solo lado.


Nadie se asusta por que escribas

polla en un poema.

Nadie renta un vertedero.

Nadie alquila una suite

con vistas al Sena.

Nadie se folla a tu ex novia

a las seis de la mañana.

Nadie se desquicia en un poema.


Polla, deep throat, lefa.

Nadie te excomulga.

Nadie te da su bendición.

Nadie te dispara a la cabeza.

Con suerte,

te olvidarán en la habitación

de alguna residencia.


El realismo sucio es un pleonasmo.

lunes, 30 de junio de 2014

Ultraviolencia

“…se me ocurre
que es agradable estar vivo y hacer la guerra
y el amor y este poema, y que el mundo
bien merece
otra mirada”

Roger Wolfe.





Seguramente tú estés durmiendo.

Yo leo, escribo

y me tiro de los pelos.

Preparo un gin tonic

que nunca es tan ácido

como una madrugada a solas

o el sabor de un coñito

que se ha propuesto que me olvide de ti

durante treinta minutos.

Voy al patio

y escucho algo de música;

pienso que Ultraviolencia puede ser un buen

título para casi cualquier cosa.

Cuando vuelvo a la cocina

me pregunto si la nevera tiene algo que ofrecerme;

soy una bulímica vomitándolo todo

en este poema.


Pero la noche es tranquila;

estoy lejos de los semáforos y del bullicio.

Ya es verano,

pienso en tu piel salada por el mar,

en volver a escribir poemas;

en que, pese a todo,

el mundo bien merece otra mirada.

La noche es tranquila,

nada me impide abrir el balcón

de par en par,

disfrutar de la última madrugada de junio;

dormir, sin pensar demasiado,

antes de que sean las seis de la mañana.

Pienso que Ultraviolencia puede ser un buen

título para casi cualquier cosa,

pero el mundo no es solo un escenario dispuesto

para que nos saquemos las tripas los unos a los otros.

lunes, 23 de junio de 2014

Delincuentes comunes



No tengo ni página en blanco,

ni genoma.

No tengo más que ley seca

en los labios:

abiertos, como la tierra

del desierto de Atacama,

el despacho de aduanas

o el depósito de cadáveres.

No tengo ni pasaporte,

ni huella dactilar,

ni análisis de orina.

No tengo ni firma,

ni prótesis con números de serie,

ni GPSs por carreteras perdidas.

No tengo dramas,

ni alquimias,

ni manos que conviertan

lo que toco en petróleo.

No tengo collar, ni dueño.

No hay brújula,

ni destino,

ni frontera.

Somos ejecutados en los patios

de las cárceles

como delincuentes comunes;

perros de caza heridos,

colgados de los árboles;

reentradas fallidas

en la atmósfera.

Barcos a la deriva.

Somos camas de hospital

con las sábanas recién cambiadas.

La flecha que acaba

en el cráneo

y no en la manzana.

domingo, 11 de mayo de 2014

Vino



El vino no espesa la sangre,

como lo hace el cristal

o la brea de un sueño de infancia

que trepa por tus piernas,

y te entra por los ojos

a veinticuatro fotogramas por segundo.

No hace del glóbulo una masa informe

de nostalgia y olvido,

de símbolo y traición.

No enjuicia mantel, lienzo y telón

con la firma del apóstata,

ni declara a Sócrates culpable.

El vino es un labio superior

cayendo por las comisuras,

tiñéndose la barba de colores primarios,

del fuego con el que Nerón

incendiaba las ciudades,

avivando la carne antes de las cenizas.



Si una sola gota fluyese por las venas

haría de los hombres, dioses.

sábado, 26 de abril de 2014

Lo otro, yo mismo inconcluso



Dejar las habitaciones vacías,

los platos sucios y las copas rotas,

la caída de los cuerpos en suspenso.

Fundir la pregunta con el negro,

lo otro con sus cenizas,

el corazón del uranio con los cigotos.

Sentir el pulso del tendido eléctrico,

la garganta llena de raíces,

el deseo de la mariée desnudada.

Saborear las estatuas de coltán,

el vientre del cinematógrafo

el diseño inteligente de las palabras.

Volver al vientre de las selvas,

a exhumar el mito de sus entrañas,

al imperio del revólver y la musa.

Sucumbir por fin a la condición de lo real,

a la naturaleza de la palabra-imagen,

a todo aquello que me es propio.



Y a su otro.

viernes, 25 de abril de 2014

La letra y la imagen



Me gusta la letra y la imagen,

también algunas cosas de las que

se ocupa la muerte.

Me gusta el azar

porque rompe algunos cristales;

pero no juego a los dados,

ni a las cartas,

pues solo verlo desplegarse

por el mundo es suficiente.

Me gusta la belleza,

por poder saborearla

en la serena grandeza del mármol,

en el abecedario que crea

la pirámide del poema,

en el claroscuro de la verdad.

sábado, 29 de marzo de 2014

Lo que crepita



Las torres de marfil

no son para el poeta,

pues la poesía es más amiga del fango

que de la porcelana.

Sabe más de autopsias,

de pulmones enmugrecidos

o de huesos hechos ceniza

que del bordado en hilo de oro.

La poesía es lo que crepita

cuando se apagan los labios,

una balsa de aceite y gasolina

estancada en el constante fluir de Heráclito,

un otro paralelo que habla

con la lengua de los muertos,

el murmullo incesante

de amor en podredumbre.

lunes, 24 de marzo de 2014

El enterrador



El poema es la cópula

que no llega a ningún sitio,

como un tren de mercancías abandonado

en mitad de la vía,

o los ojos de un animal atropellado

sobre la línea discontinua.




El lector no es un novato

al que el capitán le pega bofetadas,

sino el machete que no duda

y le saca el intestino al enemigo,

el que descubre sus verdades

cuando cava las trincheras.




El poeta no es un ladrón de guante blanco

ni los dedicados dedos del pianista,

sino el enterrador que encubre

con hierro y letra,

asfalto y sangre,

aquello que todavía no conoce.

martes, 11 de marzo de 2014

El verdugo

“El acto del amor es lo más parecido
a un asesinato”
Leopoldo María Panero.



Los locos saben

que el acto del amor

es lo más parecido al asesinato.

Que el suicidio no es más

que una demostración

de amor sin cómplice.



Así, amar es morir con artificio,

jugar a los espejos

con otro que es tú mismo:

la fábula del ego que se desea

puesto en otro, el sacrificio

de lo propio sin su sangre.

jueves, 6 de marzo de 2014

El barquero



El cauce seco.

Las cuencas vacías.

El sonido del fuego que no cesa.

Una calavera repleta de diamantes

explica cuánto vale la muerte;

es el mundo negociando con su otro,

cegado -literalmente- por los metales

que cubren sus ojos.


Se aconseja sobornar al barquero;

las niñas bonitas también mueren.

domingo, 19 de enero de 2014

Uno de ellos



No los lean,

no crean lo que dicen los poetas.

Quemen sus libros,

cosan sus bocas,

aten sus manos.

Expúlsenlos de librerías, de bibliotecas.

¡De las repúblicas!

No crean lo que dicen los poetas,

no dejen que les contaminen

la mente con sus versos

porque todo lo que dicen esos bastardos

no son más que mentiras.

No alcen sus copas,

no lleguen tarde a casa,

no se la metan a su vecina

porque supongan que

eso es lo que hacen

los poetas.

No se traguen su mierda,

por Dios,

que ya tienen una edad.

No se emocionen,

que ustedes ya no tienen

quince años.

No crean lo que dicen los poetas

o saldrán mal parados.

No sueñen con amantes,

ni renten habitaciones,

porque acabarán borrachos y acabarán solos.

O lo que es aún peor,

se acabarán convirtiendo

en uno de ellos.