miércoles, 2 de octubre de 2013

Fundido a negro



Puedo apuñalar al espejo como Donnie

o puedo conocerte en un momento extraño,

como Jack.

Puedo tener fe en el ser humano,

pensar que no todo el mundo se corrompe,

incluso puedo elegir subir al tren

o quedarme con alguna de esas tres mujeres.

También puedo salir a bailar

una de Chuck Berry puesto de coca hasta las cejas,

montar en un avión que me lleve

al otro lado del océano,

o disfrutar en de todos los cortes censurados

en la soledad de una sala de cine.

También puedo recordar

como si de una grabación en súper ocho se tratase,

quedarme viendo cómo cae la lluvia

en la suite del mejor hotel de Japón,

o coleccionar fotos de carné

abandonadas por sus dueños.

Puedo correr de tu mano

por los largos pasillos del Louvre,

yacer ahogado en la piscina de una mansión

de Sunset Boulevard,

o puedo teorizar sobre la relación

entre la música pop y la tristeza.

Pero después del fundido a negro,

me sentaré en la mesa

y volveré a escribirte este poema.

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