domingo, 7 de abril de 2013

Pregúntame dónde quiero ir II (o el otro lado del espejo)



Me he sacado de la cama, 

y he salido a bailar. 

Te he girado la cara, 

dándote mis labios. 

Me he afirmado tres veces 

y he matado a todos los gallos. 

He cerrado mis piernas 

pero he abierto los botones de tu camisa. 

Te he esperado en la ducha, 

he perfumado con aromas 

de café y tostadas la cocina. 

No he guardado nada en tu maleta, 

ni me ha hecho falta contar hasta seis, 

tampoco he desmembrado el abecedario. 

He pintado mis paredes, 

ordenado los libros de mis estanterías, 

bendecido todas las filmotecas 

y por mi oído han pasado las lenguas 

de todas las voces que suenan en mis discos 

porque ellos no son los culpables. 

No he rezado por nadie, 

ni he dado ningún paso en falso, 

no he caído contigo 

porque no hay paradas de metro equivocadas. 

He dormido. 

Y he despertado 

para escaparme. 

Me he preguntado dónde quiero ir, 

y me he reconocido 

en una terminal de aeropuerto. 

He vuelto 

olvidando todos los códigos postales 

que escribí en la palma de tu mano. 

Mirándome al espejo 

he apartado todas tus palabras, 

disponiéndolas 

para cimentar poemas o derrocar dictadores, 

para formar ciudades y monedas. 

Con todas las que han sobrado 

he enviado postales 

y construido historias. 

Las he leído. 

Y no he vuelto a la cama, porque nunca es tarde.

No hay comentarios:

Publicar un comentario