La madriguera, la poesía, los fantasmas

Puedes taponar la madriguera, 

y escuchar cómo el eco de los gritos 

de la protagonista se desvanece 

en su desistir cuando falte oxígeno. 

Pero recuerda que los fantasmas 

no apremian puertas ni ventanas, 

que la poesía, en la humedad 

de un zulo, se vuelve amarga.

Artificios y serpientes

Mira la sonrisa que enseña el cielo, 

siente el cieno del fondo del pantano, 

pero no olvides colocar tus pies 

con sumo cuidado sobre la roca, 

porque los ojos de gata 

que se reflejan en su superficie, 

suelen ser artificios 

acompañados de lenguas de serpiente.

Delitos y faltas

Nota como se resquebraja 

el núcleo de lo que fue en un recuerdo, 

una fotografía de una navidad 

perdida en mitad de un bar, 

donde ahora tiemblan los cimientos 

de esta noche de agosto. 

Siente como los muelles de un colchón 

finiquitan el film inacabado 

del retal de una vida descrita 

en las chinchetas de un póster 

mal doblado, que reina desde el rincón 

de un hogar deshabitado, 

siente como arde el mar a su antojo 

derritiendo los eslabones que enlazaban 

la sal con los barcos.

Eolo y los fantasmas

Acaban de venir todos tus fantasmas, 

traen consigo fotografías y polvo, 

vienen del norte, luchan contra gigantes 

y no saben que solamente son molinos 

que esperan al viento de levante, 

pero bien sabemos tú y yo 

que nadie le ha pagado a Eolo 

sus honorarios, 

que se te está secando el corazón 

y a mí el cerebro.