miércoles, 27 de junio de 2012

Si digo poesía



Si digo poesía, la digo a ella, 

con su verso, su ombligo, 

la falda que adorna su cadera. 

Su rima consonante, sus orejas, 

su cicatriz, su pie quebrado, 

su recuerdo empapado en mi sábana bajera. 

Su cesura, su mirada esquiva, 

su lengua, su hiato, 

el galope de sus medias a la carrera. 

Su alergia, su diéresis, 

su garabato, su olvido, 

sus pasos de gato bajando mi escalera.

domingo, 24 de junio de 2012

In medias res



Bájate de un tren que no es el tuyo, 

encuentra una mujer llorando por un hombre, 

gira la cabeza, date cuenta 

de que tu cepillo de dientes sabe a sangre, 

piensa en el vaso naranja donde lo abandonaste. 

Vuelve algo más atrás, 

justo después de haberte tumbado en el andén, 

recuerda aquellos versos, 

recuerda sus palabras diciéndote 

que no le gusta ese poema, 

pero gira la cabeza un poco más,

recuérdate leyéndole ese mismo poema, 

la imagen es nítida, ella sonríe. 

Regresa al tren, 

observa cómo, en breves intervalos 

que no rozan el segundo, 

te mira, de reojo, precavida, 

pregúntate. 

Baja de ese vagón, 

camina unos cuantos metros, 

sorprende a un hombre abrazando a una mujer que llora, 

métete en tu cama, 

alégrate porque ellos no han comprado ningún billete.

miércoles, 20 de junio de 2012

Irremediablemente



Las venas del mármol en las mesas 

de los bares son enjambres de recuerdo, 

en sus cavidades, ajenas al bullicio, 

frías, como células madre congeladas, 

guardan los posos del café, el hueco sordo 

de la espera milenaria, el deseo 

de ser templos custodios de majestuosas 

estatuas criselefantinas de oro y marfil. 

Se empapan de cada una de las palabras, 

de los secretos juegos de manos 

que se esconden bajo la sombra de la piedra. 

Acumulan las experiencias de cada brazo 

que se apoya en su superficie, 

ven a través de la distorsión 

del fondo de los vasos anchos, 

escuchan por la vibraciones 

de las cucharillas repiqueteando en las tazas, 

conocen los minutos de silencio. 

No son voyeurs, sino que, simplemente, 

frente a ellas se cruzan los destinos. 

Sé que aquella mesa de la esquina, 

donde se sienta una pareja, 

que, tras casi una hora, 

ha terminado hablando de fútbol, 

nos conoce. 

Conoce el punto de contacto de nuestras bocas, 

recuerda el timbre de nuestras voces, 

el recorrido de mis dedos, tus rodillas. 

Nos ha visto salir por aquella puerta verde, 

de cristal opaco, 

ha intuido el deseo antes de que muriese aquel verano. 

Pero, extrañamente, el tiempo, irremediablemente, pasa 

y donde antes se hablaba de amor, 

ahora se habla de fútbol.

domingo, 17 de junio de 2012

Escapando de Alphaville



Lemmy le susurra a Natascha

que la Poesía puede atravesar

cualquier máquina y dar justo

en el pretérito origen de la Verdad.




Natascha no conoce esa palabra,

fue prohibida, borrada de la Biblia,

era peligrosa e inoportuna,

fuera de la lógica de Alphaville.




Escapan de la ciudad 

por una autopista vacía.

No puede volver, le dice él.

Ella mira al frente, 

y por primera vez, la pronuncia: 

po-e-sí-a.

miércoles, 6 de junio de 2012

Después de los imperios



Se conocen los imperios por sus ruinas, 

pero antes se olvidan y un sábana de arena 

los cubre, como se cubren los muebles 

de las casas vacías. Descansan sobre sus cimientos, 

sobre la madera, llena de termitas, 

ajenos a los ciclos lunares, a las tormentas. 

Y terminan de morir solos, 

como el viejo abandonado por sus hijos 

en una residencia de ancianos, 

o la fruta a punto de pudrirse 

en los contenedores de la puerta trasera 

de un supermercado.

domingo, 3 de junio de 2012

Haiku del odio como requisito necesario



Al olvido no 

pasa lo que no pasa 

por el rencor.