martes, 27 de marzo de 2012

Riel, Fonógrafo y Ancora



Se estremecen los cimientos 

del vello que se eriza en todos los boleros, 

en las agujas de los vinilos viejos. 

Nos llaman por nuestro nombre 

las ajadas manecillas de los relojes 

que cosen los números complejos. 

Suenan en un eco de basalto 

y traviesas que llega de bien lejos, 

como un corto y sordo abecedario 

en un grito alto y quejo.

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