miércoles, 15 de febrero de 2012

Caverna



No será la luna colgada del Olimpo 

la que dé fuego al juego de sombras 

que decoran, como pinturas de sangre, 

la caverna esclavizada de los ojos. 

No llegarán las manos a moldear 

el jugo vivo de las Formas. 

Sino que de cara a una pared enmudecida, 

serán los mismos platos rotos los que caigan, 

dejando el eco distorsionado de lo sensible 

hecho añicos, a nuestras espaldas. 

Apenas por los recovecos de una puerta, 

como en la intuición de unos párpados cosidos, 

entrará tenue una luz 

traída desde Delfos por Apolo.

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