Conozco de la sangre derramada
el color del vino en los manteles
y sé que la muerte es el último verso
que firman todos los poetas
-quizá, prefiera pensar que el resto
de los hombres la escriba en prosa-
Al pensar en ríos, se me viene a la cabeza
aquel río de constante fluir
nombrado por Heráclito, que sin duda,
desemboca en el Mediterráneo
a la sombra de los naranjos,
o quizá, algo más al sur, rozando los recuerdos.
Si me tengo que quedar con una sola palabra,
diría ‘Verdad’ y no miento si afirmo
que la prefiero setenta veces siete
si esta escrita en griego antiguo.
A la hora de elegir un dios,
rezaría sin dudar al de Spinoza
y a su infinito mapa de Aquel
que es todas Sus estrellas
como dijo Borges -aunque quizá
este tampoco me sería un mal dios-
Si nacionalidad me pidieran,
juraría la bandera roja
de las sábanas que cercan
los contornos de tu cuerpo,
sabiendo a ciencia cierta
que son tierra de nadie.
queremos más
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