domingo, 21 de agosto de 2011

Cántico de sangres secas



Cada verso es un agridulce 

y busco tu miel en otra boca, 

las hormigas se ahogan en los pintalabios, 

tus uñas rojas se clavan 

en los bailes de mis pestañas, 

haces que tus ojos rompan la escala de colores 

y salados sean mar cuando fueron 

clorofilas que invadían los bosques. 

Llenabas mis cajones, volcabas mi estómago 

y las lunas eran llenas en nuestras playas, 

ropa arrugada, retortijones 

y menguantes es lo que pones en las bandejas 

llenas de mendigos de manos negras 

y dedos heridos. 

Lo que queda en nuestras tejas 

son reclamos de otros gatos 

dispuestos a lamer las cicatrices, 

otras gatas que siempre quisieron 

ser gatas.

jueves, 18 de agosto de 2011

Sonata de amor en un museo



La música viaja en barcos hundidos, 

vive con el eco de los museos donde duermen 

hombres de hojalata y preciosos metales volubles. 

Tú caminas y ríes iluminando todo 

con tu cuello y tus clavículas, curioseas 

cada cuadro, cada obra en movimiento, 

balanceándote sobre una marea serena y silenciosa. 

Recorres con tu mirada verde 

el espacio hueco de un edificio que huele a mar 

y tus sandalias escriben una partida de ajedrez 

pisando casillas de colores imposibles. 

Rodeada de creación respiras la fuerza y el motivo, 

la pequeña cicatriz en tus rodillas es una firma, 

una rúbrica que le pone nombre 

al hermoso poder del arte.

viernes, 12 de agosto de 2011

Dime quién eres



Hay libros te nombran en cada página, 

te juran en cada juicio delante de cada juez, 

los borrachos te escupen malheridos 

y paseas de la mano de los niños, 

muchos te promulgan, pocos te saben, 

algunos creen tenerte. 

Dueles, 

como un disparo al pecho 

y nadie cubre tus espaldas. 

Por ti, se mata. 

De ti habló Parménides 

y Platón te busco fuera de las cavernas 

oscuras de la Antigua Grecia, 

muchos dijeron que es imposible nombrarte, 

otros te quemaron en la hoguera. 

Te paseas por las estanterías, 

los dictadores te odian, 

eres escurridiza como una mirada felina 

y a veces me dejas dormir en tu cama.

miércoles, 10 de agosto de 2011

La Gran Guerra



El amanecer huele a gasolina quemada 

y siguen llegando cartas a nombre de gente muerta, 

suenan réquiems y bulerías indistintamente, 

como un deseo fugaz y cambiante 

que se aísla en las cabezas formando trincheras. 

Hay bombas, disparos y relámpagos, 

aviones que peinan los cielos, 

que llenan los campos de trigo de ceniza. 

Todo tiene color de ciénaga y crepúsculo, 

de asfaltos y carreteras desquebrajadas 

con culebras durmiendo en las cunetas. 

Todo es un zaguán donde se siembran rosas 

que se ahogan entre tantas pólvoras,

aguas y llantos.

viernes, 5 de agosto de 2011

Cinco de agosto



Quema todos los campanarios 

y dime por quién doblan las campanas 

este oscuro cinco de agosto, 

Viernes Santo de Última Cena, de vino consagrado. 

Todos ya están muertos, crucificados bocabajo 

como las vacas en las cámaras frigoríficas, 

goteando sangre, regando la arena de los circos romanos. 

El humo vuelve a los cigarros, 

la ceniza vuelve a ser tabaco, vuelve a ser cáncer 

que rodea todos los ecuadores y latitudes de mi cuerpo. 

Los segunderos no se mueven, pero suenan 

como soldados llamando a tu puerta 

para regalarle a tu viuda una medalla. 

Esta noche brindaremos nuestra muerte 

con los peores sabores, romperemos filas, 

romperemos nuestros huesos 

por calvarios olvidados. 

Y nos olvidaremos.

jueves, 4 de agosto de 2011

Otros labios



Septiembre nos traerá de nuevo el café 

y dejará de lado estas extrañas madrugadas 

que se clavan en mis rodillas 

como arena de playa hirviendo 

en un mar donde hicimos el amor 

hace ya tiempo. 

En las fauces 

del verano el aliento seco nos odia 

y nos tiene atados con una cuerda al cuello, 

para que no nos toquemos 

nos pone puntos finales en las manos, 

diéresis que nos sujetan las bocas. 

Cuando llegue el mes terrible, 

quizá volveremos a olvidarnos, a abandonar 

las imágenes en el invierno. 

Sé que besarás otras cosas para no morir de frío, 

sé que te alimentarás de otros cuerpos. 

Yo te buscaré en otros ojos, 

pero sé que no te olvidaré en otros labios.