domingo, 31 de julio de 2011

Unos versos de sadomasoquismo bienintencionado



Cada verso 

que te escribo 

es 

una espada 

que me 

clavas.

sábado, 30 de julio de 2011

Oda a todas las amantes de Henry Miller



Teme las sonrisas 

que son hilos de pescar que te degüellan, 

teme esas horas imposibles 

y arráncale las lágrimas a los cocodrilos, 

escúpele a los ojos verdes que callan 

todas las palabras que el rencor te inspire, 

no lamas la piel de serpiente, 

cambia y miente, 

como una prostituta buscando su dinero. 

Grítale como a un perro callejero 

que vuelca tu cubo de basura, 

que quien me calla, me otorga la verdad. 

Gírale tu cuello a cada beso 

que no rocen los átomos, 

ni las navajas afiladas, 

ni los mensajes de fin de año, 

ni las líneas colapsadas, 

ni los trenes, ni autobuses, 

ni los sexos ávidos de bocas que aún te buscan 

cuando giras la cabeza. 

Y con ella aún giran a las seis de la mañana 

todos odios y constelaciones, 

todos los dioses griegos furiosos 

que estallan en sus olimpos, 

todos los tronos llenos 

de reyes muertos 

con sus espadas empuñadas en oro 

y sus hojas afiladas, preparadas 

para sesgar cada cuerpo, 

cada adiós y cada orgullo, 

cada juego de niños 

jugando a maltratar las arterias, 

cada canción escrita desde las venas 

para hundir las murallas, 

las fronteras que quieres derrumbar 

con las tormentas de los temporales 

mas absurdos, 

de los chaparrones más tediosos 

del París realista y sucio 

de Henry Miller.

martes, 26 de julio de 2011

Negro



Se llenan de invierno las habitaciones, 

los espejos son escarcha y láminas de hielo 

en los tejados. 

El viento del norte acuchilla a julio por la espalda 

y nuestras bocas se olvidan, se cierran 

como libros sucios olvidados de hojas secas. 

Se hunde el verano al chocar con tu mirada fría, 

llena los mares de crudo que infecta y ahoga, 

tiñe las playas un negro abominable. 

Negro es lo que queda por mi cuerpo 

de sudores perdidos, 

negro es lo que espera este gato negro de la noche, 

de ti que vuelvas con tus uñas a rasgar 

el telón negro, que llenes la mañana de verdes 

y de azules, 

que incendies de nuevo este verano que se apaga.

domingo, 17 de julio de 2011

Y después

“Y llenos de amor todos los manicomios”.
Juan Carlos Mestre




Y llenarte una mañana con intrépidos sabores,

con el poder de las espirales del mar,

de los crímenes perpetuos, de las cadenas pasionales.

Entrar como un fuerte viento que golpea

y cierra las puertas con violencia,

que abre las ventanas.

Y nombrarte a gritos en las poesías sin decir jamás

tu prohibido nombre lleno de verdades y secretos.

Y escuchar el poder de la mañana, de los tambores

vibrando en las manos y en el pecho,

y lamer cada sombra de tu cuerpo,

cada fiebre que invade las cabezas y las guillotinas.

Y desmontar las ciudades, los edificios y los vestidos a rayas,

las corazas tras las que te escondes.

Coronar los portales en los que nos comemos las pieles,

caníbales hambrientos de presente y sangre.

Sangre con la que escribimos todos los poemas,

biblias y bendiciones,

con la que se plasma cada grito en cada canción,

en cada segundo lleno de salivas

y animales llenos de rabia y de deseo.

Y después usar los pronombres posesivos,

las mandíbulas malintencionadas que se desatan

como condenados a muerte o como animales cautivos,

con la misma garra, la misma ira de los amantes

que se clavan las uñas, los tendones, las rodillas.

Y guardarse otra vez las heridas, los latigazos en el pecho,

el humo del tabaco de la juventud que nos envuelve y nos hace arder

y me hace escribir cada palabra.

martes, 12 de julio de 2011

Mares y Miedos



El sol ha dorado la hierba al borde del camino, 

y el verano que crece por las aceras 

arrasa las mesetas pulidas por lluvias 

de otros tiempos y otros vientos. 

Los hombros buscan nube y sombras 

para aliviarse, las manos necesitan agua, 

los pulmones añoran respirar el hielo 

que en mí no se consigue mantener, 

la piedra que no se aguanta ni en mis brazos 

ni en mis ventrículos de sangres aturdidas. 

Las noches tampoco dan tregua, 

el combate lo marcan los ladridos insomnes 

de los perros, las uñas de gato 

que montan timba, maullido y riña. 

Nosotros armamos guerras frías 

de orgullo y desvelo, 

de teléfono ofendido y labio mudo, 

de latido penitente y todavía. 

Ojalá mañana seamos cuerpos tibios 

que se busquen en las profundidades 

de mares que no conozcan miedos.

lunes, 11 de julio de 2011

Otros versos.



Pensaré otros versos esta noche, 

unos versos que no hablen de distancia 

o de piedad, que no huelan a otra sangre 

que no sea la sangre en nuestros labios, 

que lleguen a tus oídos como música 

una noche respirada por el hambre 

que se escribe en las paredes de los cuellos. 

Mis versos no serán cuchillos 

pero cortarán el aire que separa nuestras bocas 

como flechas esculpidas en manzanas, 

tumbadas al sol en las cabezas de los árboles, 

en las cabezas de los arcos del triunfo de las piernas. 

Mis versos correrán por museos de obras vivas 

que son nuestros cuerpos, 

serán ríos de poema y orgasmo desembocando 

en mares de tinta que te gritan a los ojos.

jueves, 7 de julio de 2011

Mejor así



Tal vez sea mejor así, 

embotellar el recuerdo en agua de mar, 

en agua de pieles saladas que se tocan 

mezclándose unas con otras, 

o enterrar el corazón con los pies 

bajo la arena, bajo una arena 

hecha de yagas y quemaduras. 



Tal vez sea mejor así, 

guardar tu cuerpo en cofres 

como viejos tesoros españoles, 

hacerlo descansar en lo profundo, 

en la oscuridad del olvido 

junto a monedas bordadas en oro, 

custodiado por bestias marinas. 



Tal vez sea mejor así 

y seas una parada desierta 

que olvidará el tranvía, 

una travesura pasajera 

en un tren nocturno, 

un último poema 

escrito en un billete de vuelta.