La poesía
le tiende una mano al recuerdo
poniéndole una vela a la memoria,
besa el cadáver frío de la experiencia
para traerla a la vida
embotellada por palabras.
Siente con la mirada de los dioses
la rosa que fue, la que es, la que será.
Trae al instante el cúmulo imposible
donde nuestra carne empieza a ser la misma carne.
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