Los semáforos de una ciudad vacía
cambian de color para nadie,
los veo desde mi balcón pasar de rojo
a verde, ajenos a saber que están solos
custodiando cada cruce,
cada paso de peatones desierto
por las esquinas oscuras de las cinco
de la mañana.
Pronto saldrán camiones llenos
de miles de destinos
y el universo se jugará todo a una carta
para que vuelva de nuevo el día.
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