martes, 12 de julio de 2011

Mares y Miedos



El sol ha dorado la hierba al borde del camino, 

y el verano que crece por las aceras 

arrasa las mesetas pulidas por lluvias 

de otros tiempos y otros vientos. 

Los hombros buscan nube y sombras 

para aliviarse, las manos necesitan agua, 

los pulmones añoran respirar el hielo 

que en mí no se consigue mantener, 

la piedra que no se aguanta ni en mis brazos 

ni en mis ventrículos de sangres aturdidas. 

Las noches tampoco dan tregua, 

el combate lo marcan los ladridos insomnes 

de los perros, las uñas de gato 

que montan timba, maullido y riña. 

Nosotros armamos guerras frías 

de orgullo y desvelo, 

de teléfono ofendido y labio mudo, 

de latido penitente y todavía. 

Ojalá mañana seamos cuerpos tibios 

que se busquen en las profundidades 

de mares que no conozcan miedos.

1 comentario:

  1. Y todos los razonamientos llenos de indudables edificios

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