miércoles, 1 de junio de 2011

Última madrugada de mayo



Mis manos no se olvidan del olor 

que tocaron hace ya algún tiempo, 

aún pueden ver los ojos con los que miraste 

y las líneas negras de sombra. 

Ellas te pueden tocar, pero todavía 

hablan de trenes y kilómetros. 



Incluso en estas noches donde mis ojos 

se han pasado todo el día viéndote, 

con la brisa de la última madrugada de mayo 

te traigo fugaz cuando corro las cortinas 

y noto tu cigarro consumirse, 

incluso lo saborea mi oscura habitación. 



Tú has estado en ella, parece más mía 

cuando te recuerdo aquí 

después de pisar el suelo mojado 

de febrero. Volverás, 



volverás como una tormenta 

a deshojar mis sábanas con tu fuerza, 

a llenarme los bolsillos de preguntas 

y a clavarte un poco más en mis entrañas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario