Como cometer un crimen,
sumergirse hasta la yugular
en la garganta, en las fauces
de cada poro que clame al cielo.
Como detener la sangre
anudando las arterias,
apresando contra las costillas
los pulmones o repartir
las uñas por toda tu superficie
y clavar en tus oídos su piar,
como pájaros entre las ramas
que con agudas agujas
tejen la carne y vibran los huesos.
Hilos de agua, de lenguas sacudiéndose
enredadas en los cables de la luz,
cosen la tela de la piel, los lacrimales,
la cremallera que encierra la cárcel
de los labios y perforan la película
del cuerpo creando así el sexo,
el cuerpo y el poema.
Cada palabra es una caricia o un arañazo o un mordisco. Leerte es como hacer el amor practicando el coitus interruptus.
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