jueves, 14 de abril de 2011

Celesta, ácidos y verdes.



Esta vigilia es una Trinidad 

que combina el peso de la vieja 

mano de la memoria, los ecos 

del sueño y un escenario 

enfrascado en libros embalsamados 

de inciensos estivales. 

El facto de la felicidad 

se compone de lagunas y lagos, 

de bicicletas y pantalones cortos, 

se mide en copas de vino 

y en la fuerza de las sonatas. 

El lunar en tu labio superior 

es el grito de una naturaleza 

de color de renacimiento y celeste, 

es signo de sonrisa y carcajada, 

también es la resurrección 

del potente nervio de la ciudad, 

de bosques que se tiñen de ácidos y verdes. 

Es el estigma del vigor en mis pulmones, 

de las pecas que ya se pintan en mi cara.

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