El pretérito imperfecto en las bocas
que acaban de callar es sólo el zumo
ácido del limón en las papilas,
la sal en los ojos, en las pupilas,
el humo que no deja respirar.
Es el corazón latiendo fuerte en el estómago.
Haces de tripas músculo latente
cuando bombeas lejía en las venas
y la calma tormentosa refrena
el ánimo del presente.