sábado, 31 de octubre de 2009

Instrucciones para alcanzar la perfección (Trópico de Capricornio)


Tiempo hace que no corro por las calles
harto de las voces de la ciudad
que pregonan: haz esto, haz lo otro…
Me refugio en libros que odian todo,
me divierten los síntomas humanos:
locura, deseo sexual y amor.

Creí en el hombre tanto como en Dios,
la memoria me enseñó a prender fuego
a recuerdos de glorias y fracasos
que se embotellan en opacas copas
de cristalina bohemia barata.
Encuentro en figuras desconocidas
mi propia esencia, niego en los espejos
mi existencia, me planteo si soy yo.

La primaria naturaleza humana
nos instruyó como seres creadores,
observo en el orden establecido
la vergonzosa mugre racional,
entiendo que la destrucción del todo

es el primer paso a la perfección.

martes, 20 de octubre de 2009

Endecasílabos a las huellas de tus zapatos de salón


Aquellos procesos psicosomáticos
dejaban mi cuerpo joven, enjuto.
La templanza de mis nervios, diluida
en cal, efervescía sin esperas,
los cristales de tus gafas al sol
hacían hervir con saña el brebaje.

Mi aplomo derretía en sus cimientos
los pilares del lapso de tus piernas,
como cera, goteaba mi aliento
maltrecho, al encuentro contra el fuego.
El parqué estudiaba mis entresijos,
me hacía tallar en su superficie
las huellas tus zapatos de salón.
Cálido, fue el despertar de mis huesos,
de mis ojos ciegos, en las cenizas.

Tus pasos dibujados en las brasas
quedaron como estigma del pasado.
Mi estómago, cansado de patadas,
se intenta cobijar entre tus sábanas,
mis dolores de cabeza rezaron
por la desazón extinta en la hoguera.

jueves, 15 de octubre de 2009

Instrucciones para la permanencia y el olvido.


Las estaciones borrarán nuestra huella,
los besos, lo tienes presente ¿no..?
No habrá espera, ni paradas de metro,
no quedarán ni nervios, ni autobuses.
ni corbatas que quitar, ni sombreros.
Todo, amor, se lo llevará todo.

Ápices de recuerdos en el tiempo,
días, días grises, días salados,
eternos, oscuros, días de hambre.
No esperaré sorpresas, sólo llanto,
no miraré pupilas gris-azules,
no rezaré ni a otro Dios, ni a otro hombre,
ni caeré al suelo por otra mujer.
No amaré, no juraré amor eterno,
y tampoco gritaré más “te quieros.”


La lluvia ahogará nuestros lamentos,
mis fuerzas, mis silencios de perdón.
Nos olvidaremos, extrañaremos
lo que fuimos, seremos sólo nada.
Resistirás como musa y recuerdo,
perderé, exhausto, nuestro final.