martes, 20 de octubre de 2009

Endecasílabos a las huellas de tus zapatos de salón


Aquellos procesos psicosomáticos
dejaban mi cuerpo joven, enjuto.
La templanza de mis nervios, diluida
en cal, efervescía sin esperas,
los cristales de tus gafas al sol
hacían hervir con saña el brebaje.

Mi aplomo derretía en sus cimientos
los pilares del lapso de tus piernas,
como cera, goteaba mi aliento
maltrecho, al encuentro contra el fuego.
El parqué estudiaba mis entresijos,
me hacía tallar en su superficie
las huellas tus zapatos de salón.
Cálido, fue el despertar de mis huesos,
de mis ojos ciegos, en las cenizas.

Tus pasos dibujados en las brasas
quedaron como estigma del pasado.
Mi estómago, cansado de patadas,
se intenta cobijar entre tus sábanas,
mis dolores de cabeza rezaron
por la desazón extinta en la hoguera.

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