Mis ojos:
se evaden e invaden dadaistas
puntos clave, con bemoles que sollozan
y maullidos cubiertos de pétalos de rosa disecados.
Mis pestañas: dubitativas y paranoicas, obituario de subjuntivo
que absolutivo, acata la ley seca que ataca tu deseo.
Mi iris: refleja profunda ficción, apagado tizón
que te enciende, violas el toque de queda.
Condenado indecente, displicente,
inocente.